lunes, 3 de noviembre de 2008

Chocolate: desde América a tu mesa

SARA PÉREZ FERNÁNDEZ
Es sabido que los Aztecas elaboraban una bebida a partir de las semillas del cacao, a las que añadían miel, maíz, vainilla y especias, al que llamaban chocollatl. En su cuarto viaje a las Américas en 1502, Colón traía las semillas de cacao a España. Entonces se probó a añadir azúcar y el chocolate no tardó en convertirse en una cara bebida, popular entre los aristócratas europeos.

En 1728, Joseph Fry construye la primera fábrica de chocolate y un siglo después, Van Hourten patenta una máquina para prensar cacao en polvo.

El proceso para la elaboración del chocolate comienza por la selección de las semillas adecuadas, que serán limpiadas y mezcladas antes del tueste. El momento de la torrefacción es muy importante: el tiempo y la temperatura a la que se realice determinarán el sabor.

La siguiente parte del proceso pasa por descascarillar las habas para eliminar la parte no comestible, y machacar estas últimas en trozos pequeños hasta conseguir una masa ligera.

Esta masa será mezclada con azúcar fina, mantequilla de cacao, y – en su caso – leche. La textura del chocolate se determinará en el refinamiento, durante el cual se elimina el exceso de ácido y humedad.

Por último, el chocolate distribuye en moldes, y con las condiciones adecuadas de ventilación y temperatura, el producto adquiere una completa uniformidad. La duración de esta última etapa y la temperatura a la que se realiza es un secreto que guardan celosamente los grandes chocolateros, pero usualmente se sitúa alrededor de las 24 horas a 65 grados para el chocolate con leche y de 24 a 96 horas a 75 grados para el chocolate negro.

1 Comentário:

Anónimo dijo...

He intentado hacer chocolate y me he quemado por tu culpa y además ahora quien me friega a mi todo lo que he ensuciado jejeje, exijo una respuesta!!!!!

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